Haga frío o calor siempre llevo un saquito, es parte de mi ser. Protege mis pensamientos, sueños, dudas, tristezas, recuerdos de todo desparramo físico, porque los mantiene en un mismo lugar y bien ordenado. Sin embargo, cuando me mojo, destino de mi vida, normalmente con agua caliente todo lo que pienso se dispersa y se transforma en millones de pequeñas estrellas luminosas que liberan mi alma por el espacio, sea terrenal o extraterrenal.
Yo muero, pero lo hago feliz porque en esa liberación extasiada de aromas diferentes doy todo lo mejor de mí para la alegría y placer de los otros.
Puedo mimetizarme con cada personalidad que me abrace. Puedo tener estrellas con forma de frutillas que se fusionan en el toque dulce – ácido más perfecto. Si bien soy estrellado, en mi cielo se puede observar un campo de frutillas para dar sabor a mi esencia. Puedo ser también todo un inglés, que posee el típico gusto amargo, pero deslizante. A veces tengo frutos del bosque, ideales para shamanes. Otras, puedo ser muy dulce como un dulce de leche y a veces agrio con gustos de limones estrellados.
En fin, me adapto para tener un punto en común con aquellos pensamientos de otros o los míos propios.
Eso me llevará al premio o me dejará en el camino. Sin embargo, fue un orgullo igual.
Lindo día para escabiarse un tecito
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