8.9.14

huellas.-

"Del pozo salís como podés, pero salís" se dijo a ella misma en el último suspiro de vida. El último suspiro que le cambió por completo la perspectiva del mundo.
Salió del pozo, pero murió la Anita anterior. No la dejó atrás, solo se marchitó un poco. El pozo la consumió y sin embargo, una sola célula del corazón, exactamente situada en el ventrículo izquierdo, a la explosión sobrevivió.
Una sola célula viva, que bastó para sanar a las demás. Una sola que tenía esperanza y una leve sonrisa de costado, mojada por lágrimas. La única que no se rindió y tuvo la valentía de hacer latir nuevamente al músculo motor. La San Martín de las células. Liberó a las demás del dolor, las emancipó de la tristeza y así su pecho resucitó.

"Del pozo salís como podés, pero salís" se escuchó desde sus vísceras. Ella lloró. Ella murió. Ella nació. Ella sostiene una cámara con una tarjeta llena de bellos recuerdos. La pena se fue. Una parte se congeló. Pero ahora, está con la cara limpia de lágrimas frente al mar, reencontrándose con el viento y con una nueva memoria para llenarlas de un sin fin de huellas luminosas que jamás desaparecerán.-